GALLAECIA MÁGICA: RUTAS PARA PEREGRINOS AVENTUREROS. PRISCILIANO, PERSIGUIENDO AL GRAN DRUIDA


La «bicha». Santo, demonio, hereje, director gerente de una tribu de
hippies del siglo IV, creador de nuevos ritos panteístas, precursor
del nacionalismo gallego, acerico de ortodoxos, ídolo de creadores de
best-sellers de hipermercado, follador inveterado y rijoso… se ha
dicho de todo. Es, naturalmente, Prisciliano. Basta nombrarlo para
que inmediatamente se susciten polémicas infinitas. A la sola
pregunta (generalmente interesada) de ¿quién está enterrado en
Compostela?, sabios investidos de ortodoxia y caspa cuaternaria
y «progres» que andan intentando descubrir el Abraxas, sacarán
inmediatamente la navaja capona y atentarán con todo esmero y
aplicación contra las respectivas partes pudendas. Unos garantizarán
que los despojos del Libredón son los de Santiago el Mayor, Hijo del
Trueno, los otros jurarán por Snoopy y por toda la New Age que en
Compostela yace Prisciliano.

Para la inmensa mayoría de la afición la polémica no es precisamente
esa. Para muchos (entre los que me encuentro) en Compostela yace, sin
duda, el «espíritu» de Santiago. Y, por reducción, allí está
Santiago. Lo demás son polémicas de matacuras, bisbiseos de
sacristanes socarrones, soponcios de beatas, inflada de huevos de
párrocos preconciliares (un monaguillo aprovecha el caos y se bebe
todo el vino de misa), aquelarre de nacionatas levantando banderas
breogánicas (aquí procede un aturuxo, ahí va: eiiiiii
carballeiraaaaa), y de progres reciclados (a los que realmente se
les da un ardite el tema) apuntándose a un bombardeo. El sólo hecho
de pensar que en Santiago puede estar enterrado un hereje les lleva a
alcanzar orgasmos infinitos. Realmente el hecho o los hechos
históricos les traen sin cuidado.

Pero Prisciliano es, si duda, una figura histórica. Tuvo la
ocurrencia de confiarse, y por ende, ser la primera persona entregada por la
Iglesia al poder civil para ser, en consecuencia, descabezado.
Ocurrió en Tréveris y ni el mismo Martín de Tours pudo hacer nada para
evitarlo. Prisciliano, entre otras cosas obispo de Ávila – y dicen
que gallego-, acudió a Tréveris en plan chuleta y seguro de su
absolución de las acusaciones (probablemente infundadas) de herejía.
Pero tenía poderosos enemigos, entre ellos su compatriota Ithacio. Le
acusaron de todo: de crear una nueva religión de culto a la
naturaleza, panteísmo, en consonancia con sus orígenes célticos, de
ser una especie de nuevo druida, de adorar la luna en las noches
galaicas de blanco satén, de danzar en corro con discípulos y
discípulas, de yacer rijosamente con todos ellos y fornicar con
desmesura inaudita, le acusaron absolutamente de todo.

Los hechos históricos, acompañados por buena parte de la leyenda,
nos dicen que fue ejecutado, que sus discípulos trajeron la carroña a
Galicia, que allí fue enterrado, que los gallegos – ya se sabe el
culto que por aquí se les dispensa a los muertos- siempre cuidaron y
protegieron su tumba, que siglos después de su muerte un montón de
obispos todavía denunciaban la pervivencia en el occidente del culto
priscilianista…. hasta que, de repente, el obispo de Iria suelta un ¡Eureka! y
anuncia que en el Libredón se han encontrado los restos del Apóstol
Santiago. Lo demás es polémica. No es cuestión de andar ahora
removiendo hechos históricos o no (aunque apetece, las meriendas de
celtas son harto entretenidas) sino apuntar que los que defienden con
pasión que los restos de Santiago son los que están en Compostela
señalan (Vg. Monseñor Guerra Campos) que Prisciliano está enterrado
en la vieja iglesia de Martores (Valga), irónicamente (la historia
tiene esas cosas) a tiro de piedra de Padrón y del Camino Portugués.

Así pues me saco del magín una ruta en busca y captura del gran
brujo, del heresiarca. Es bellísima rodeada, como todos estos
senderos, por bosques dignos de leyenda artúrica, petroglifos y
castros celtas. Puede que los seguidores y admiradores de Prisciliano
sientan en Martores un «karma» especial. Yo no soy admirador de
Prisciliano, siento por él una mera curiosidad histórica, y
sinceramente allí no vi nada más que una bella iglesia y un paisaje
excepcional. Pero es que uno es un descreído, gracias a Dios.

___________

Galllaecia, Rutas Mágicas, Cuntis-Martores-Valga. Itinere

Recorrido total 17,2 kms, señalizada suficientemente como pequeño
recorrido (salvo los desvíos que indicaré) con señales blancas y
amarillas. Discurre prácticamente pegada al Camino Portugués, incluso
coincidiendo con él en algún punto (San Miguel de Valga) y sobrepuesta en buena parte a la bellísima Vía Mariana que viene desde la capital de la antigua Gallaecia: Braga.

No hay
subidas importantes, desnivel de subida 290 metros, desnivel de
bajada 340 metros. La mayor parte del recorrido discurre por senderos
y pistas de tierra. El entorno es de bosque mixto (pinares,
carballos, abedules, eucaliptos) con alguna mancha de bosque
autóctono puro.

Como llegar a Cuntis: Desde Caldas de Reís tomas la N-640 y llegas a
Cuntis en diez minutos de coche.

La ruta: En Cuntis te sitúas en la calle Bernardo Sagasta. En el
cruceiro inicias el camino de Trasponte. Atraviesas un arroyo (arroyo
de Trasponte) y subes hacia el Outeiro do Moucho. Por Xirei llegas a
un cruce de pistas (atento a la señalización) asciendes por la que te
sale a la izquierda y llegas a la aldea de Vilariño, con buena
carballeira, (km 3,100 desde Cuntis). Sigues por a Bragaña (tienda-
bar, especie de «Corteinglés» rural) y continúas por la pista O Casal
hasta Magna. Atento a las señales, en caso de pérdida recurre a los
topónimos que te voy mencionando. Pista de Chan do Marco (Km 6 desde
Cuntis), cuando la senda alcanza un bosque giras a la izquierda y
cruzas el río Gallo. En Ribocias entras ya en el Concello de Valga,
pronto alcanzas Casal de Eirigo, estás muy cerca del Camino
Portugués. Desde ahí y siempre por bosque llegarás a la aldea de
Parafita (Km 10,300 desde Cuntis). Atención, aquí deberás tomar el
desvío a Os Martores y su capilla. (Saliendo de Parafita, antes de
cruzar el río, encontrarás a la derecha la pista que sale a Martores)

Capilla de Os Martores: Su construcción se remonta al siglo IV,
aunque ha sido restaurada en el XVIII. Hay una tradición que la
señala como la tumba del hereje Prisciliano. Es una zona habitada en
tiempos remotos por la tribu céltica de los Clineos e intensamente
romanizada. Tres castros cercanos nos hablan de esos remotos
habitantes. Por cierto, en Martores fue encontrada un ara votiva
dedicada a Mercurio: Dios de los comerciantes, de los caminantes… y
de los ladrones, no somos nada.

De retorno a la pista que sale de Parafita, cruzas el río Valga,
sigues por una ancha pista y alcanzas un alto donde ves un cruce. De
frente sale la pista que te conduce a los enigmáticos petroglifos de
Camporredondo. Allí, entre otros, verás la gran laxe de «A Pedra da
Serpe», en la que un remoto culebrón campa por sus respetos. Junto a
la serpiente, multitud de espirales, esvásticas…. en resumen,
el «vértigo» de los petroglifos. Sin duda te llamará la atención una
cosa: ¿por qué esos signos que ves esculpidos en la roca, tallados
dos o tres mil años antes de Cristo se repiten en las iglesias
románicas cómo símbolo de los maestros canteros? Es la pregunta del
millón. Te puedo aventurar una respuesta, o una aproximación o un
aventuramiento: Valga, Caldas y Cuntis han sido y son la patria de
los maestros canteros gallegos: «xilón, nexo agiote, xilón, nexo
chumar, xilón nexo esqueirar» No, no te voy a traducir el
remoto «Vergo das Arginas» o «latín dos canteiros», eso corre por tu
cuenta, a mi me ha costado muchos vinos en tabernas de piratas en las
pequeñas aldeas de la comarca Si quieres saber algo de ello ( y si
te dejan, lo más probable es que el parroquiano que tengas al lado se
encoja de hombros) deberás hacer el gasto tu mismo. Pero ya me
enrollo, mis disculpas, volvemos a la ruta.

Volvemos al cruce que habíamos abandonado para ir a los petroglifos y
continuamos al lado del río. Una gran curva conduce a la «Fervenza»
(cascada) del río Valga (Km 18 desde Cuntis). Se continúa por la
aldea de Raxoi y encuentras una carretera. Subes por ella, pasas las
últimas casas y, ya en descenso, llegas a San Miguel de Valga
(rectoral, fuente, Corteinglés rural, cementerio, hay de todo).
Luego, desde Cabaleiro, entras ya en los antiguos callejones de
Valga. La ruta termina ahí, ante el ayuntamiento de Valga (Km 23
desde Cuntis) Si quieres comer en Valga acércate a casa José, bueno,
no muy bonito., pero barato y limpio. A los postres pide «cañas».
No, coño, no es aguardiente, son unas bendiciones rellenas de crema.
Hazlo, no te arrepentirás. Y, en temporada, pide lamprea.
Participarás de un manjar de dioses. Castros, petroglifos, bosques,
herejes y cañas de crema. Me debes un vino, que te aproveche.

From Jákobsland, José A. de la Riera.

Photos by Manuel G. Vicente.


De Camino a Os Martores
Capilla de Os Martores. Ara dedicada a Mercurio
Y llegando a Os Martores la impresionante Pedra da Serpe

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