TIENDE TU ESTERA BAJO LAS ESTRELLAS, CAMINA

La fotografía, tomada por el propio Jesús Jato, corresponde a nuestro paso por su albergue en julio de 1989, en una inolvidable peregrinación desde Saint  Jean al Finisterre. Había muy pocos “servicios” en el Camino, eso es cierto, pero había sencillez, calor humano, solidaridad, cada peregrino era un hermano,  y, sobre todo, el que estaba allí (y éramos muy pocos) no lo hacía por moda alguna, los pocos que rondaban el Camino estaban imbuidos por un espíritu de búsqueda, rebeldía y libertad.  Y dentro de esa búsqueda, lo que menos importaba era una cama al final del día, la mayoría de las veces simplemente no había, así que bastaba con techo, leña y agua. Y a veces ni eso, no había carreras compulsivas buscando cobijo, el cobijo era la lotería del día y a veces ni importaba, LO QUE IMPORTABA ERA EL CAMINO.

Rebeldes con o sin causa, aventureros, gente inquieta, buscadores, almas prendidas de un bordón…  esos fueron  (  fuimos) los primeros que nos lanzamos tras los faros amarillos de Elías.  En el prólogo al maravilloso “Priez por nous à Compostelle”,  René de la Coste-Messelière cuenta que encontrándose en las semanas de estudios medievales de Estella,  después del mayo del 68 en París, regresaba a la villa navarra con un amigo después de una excursión en coche cuando vieron a un hombretón con un saco al hombro y una gran vieira en el pecho que avanzaba a grandes zancadas. Messèliere lo reconoció enseguida: “ ¿qué ha sido de ti desde que viniste a verme en París  para preparar tu peregrinación? “ . La respuesta fue inmediata ¨”bien, estuve en las barricadas.”

Este era el Camino y su gente antes de la gran explosión de 1993.  Por eso, cuando tantos se preguntan ahora, tras las calamidades actuales, qué será del Camino y sus peregrinos, la respuesta no está en el viento, está en los propios peregrinos: despliega  tu estera bajo las estrellas si fuera necesario, pero toma el bordón y  camina, el Camino sigue ahí. Posiblemente no  haya mucho más,  ¿qué importa?, pero tampoco menos.

¿Ultreia?,  ¡ Ultreia ¡, claro que sí.   Y, por si acaso, “Deus adjuva nos”, que los tiempos están muy perros.  Pero que nada te pare, hay Camino.

En el albergue Ave Fénix de Villafranca, julio 1989, foto Jesús Jato.

From Jakbsland, José A. de la Riera.

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